domingo, 31 de agosto de 2008

Habilidades para el siglo XXI

Tenemos ante nosotros una propuesta de trabajo educativo cuya utilidad se verá reflejada en la formación tanto de docentes como de alumnos. La nueva oferta educativa versa en torno a una formación basada en competencias con las que podremos enfrentar el siglo XXI y todos sus cambios y transformaciones. Al proponer un cambio radical en la manera de aprender y de enseñar la idea de que “enseñan habilidades para el siglo XXI de manera sutil” sugiere utilizar cierta sensatez dadas las características actuales de los actores educativos. El trabajo por ‘competencias’ amplía las posibilidades de crecimiento personal y profesional pues desarrolla habilidades antes inexploradas por el sistema educativo.

De acuerdo al contexto en el que actualmente nos movemos, es esencial que tanto alumnos como maestros debamos tener conocimientos básicos sólidos, actuales que sepamos aplicarlos, y saber entender a los otros para poder convivir y desarrollarnos productivamente en armonía con nuestros semejantes.

Sin olvidar la necesidad de incluir los temas interdisciplinarios del siglo XXI pues ya no basta con conocer solo las asignaturas curriculares básicas, ahora se necesita complementar y fortalecer la educación que se recibe con la revisión permanente de los estándares internacionales, la adecuación de currículos, la evaluación continua, la formación profesional permanente que fomente la creación de ambientes de aprendizaje. Sin olvidar que estamos en la era de la información digital y que las posibilidades de crecimiento pedagógico se amplían con la utilización de las Tic’s.




domingo, 17 de agosto de 2008

Cómo formar.."


“Cómo formar docentes investigadores con el enfoque por competencias”
Leticia Rubio Pantoja
17 de Agosto de 2008.

La formación de los docentes sigue siendo uno de los problemas educativos con mayor incidencia en los sistemas educativos. No con muy buenos resultados en las aplicaciones que de ella han hecho pues, por un lado, las políticas educativas mantienen el control sobre todo lo educativo, y por otro, el desaliento de los docentes, quienes poco a poco han ido adquiriendo, sin saberlo y sin quererlo, el confinamiento a la realización de un trabajo docente técnico.

Para poder enfrentar el reto que nos marca el siglo XXI en donde la “Sociedad de la Información” es la que priva con todos los elementos ideológicos y políticos que en ella convergen, es preciso provocar en los individuos la necesidad de estar analizando continuamente la complejidad social que repercute en lo educativo pues, a pesar de que se hacen esfuerzos por que los docentes se hagan con más conocimientos psico –pedagógicos, la educación que se brinda a los alumnos no es la mejor, pues no es capaz de adaptar y adaptarse al flujo de información que de manera informal llega a los alumnos.

En la actualidad hablar de ‘competencias’, ‘formación por competencias’, ‘enfoque por competencias’ nos remite a la búsqueda de tales conceptos para clarificarlos y poder utilizar en nuestra práctica diaria. En Internet existe una gran variedad de información confiable que puede dar esta orientación teórica, por ejemplo, en el portal de la UNESCO se habla de que una de las competencias que deben adquirir los docentes hoy en día es la de saber utilizar las Tic’s, dada la necesidad de aprender y enseñar en la complejidad de nuestra sociedad del conocimiento activa.

Considerando que en la actualmente las necesidades de formación permanente de los docentes en ejercicio son prioritarias, dado que el pensamiento predominantemente moderno nos ha enseñado a adaptarnos a los diseños curriculares sin cuestionarlos y a tener un pensamiento docente con tendencias conservadoras, individualistas y descontextualizadas, se debe proporcionar formación a los docentes para que se conviertan en investigadores de las estructuras visibles e invisibles de lo que ocurre en el campo educativo provocando una ruptura con la rutina y formando buscadores de nuevas formas alternativas de ver y reconceptualizar su trabajo.
Para buscar alternativas y cambios se necesitan dos cosas: la osadía de comprometernos a cambiar y la capacidad de relacionar cada una de las actuaciones individuales y colectivas, esto implica enfrentar a los docentes a una situación de cambio, desubicándolos, desorientándolos, provocando en ellos un conflicto con el que se pueda llegar a un debate, provocando con esto avances en el terreno de las ideas y, por consecuencia de las prácticas.

Este es el panorama que necesitamos activar quienes nos dedicamos a participar en la formación permanente de los docentes pues todo este proceso concibe, gradualmente, modificaciones en la práctica docente con todo lo que ello implica. A partir de la pérdida de miedo a que se produzcan cambios, deviene la evolución personal y profesional, lo que le dota del sentido pedagógico a la docencia.

Para pensar en una propuesta de formación docente interdisciplinaria en el terreno educativo desde la complejidad que se desarrolla en ella, deberá hacerse mirando siempre hacia la promoción del aprendizaje, utilizando la indagación como fuente de información y formación continúa.

Cuando queremos reflexionar sobre la naturaleza de las ‘competencias’ tendríamos que hacerlo en primer lugar desde el plano epistemológico para buscarla después desde el análisis cultural y político que, desafortunadamente, han optado por darle un giro reducido y falseado, haciéndolas aparecer como una propuesta de formación mal intencionada y supeditada a los intereses de la política globalizadora, posición que debemos conocer y entender pues de ello depende que podamos acercarnos, desde una mirada educativa, al concepto de competencia.

Formar en competencias docentes implica realizar diversas acciones. La propuesta es la siguiente:

1. Desarrollar competencias pedagógicas como las capacidades que integran cualidades, valores y habilidades para ejercer la práctica docente y que incluya la actualización permanente, por ejemplo, el caso del desarrollo de la competencia en Tic’s.
2. Impulsar el análisis y desarrollo de la competencia tanto en el campo teórico como en el práctico,
3. Vincular procesos de investigación que posibilite la construcción o reconstrucción de conocimientos.
4. La autorreflexión continua de las actividades que se hagan en función de los cuatro aprendizajes básicos que propone la Unesco: Saber ser, saber hacer, conocer y saber convivir.
5. Considerar a los centros escolares como un espacio adecuado para el desarrollo humano.

La institución educativa no es sólo un lugar en donde alumnos y alumnas llegan a formarse para obtener una preparación que les servirá en el futuro, sino que es el lugar donde los docentes desarrollan, sin percibirlo, contenidos sociales, políticos y culturales como parte de su propio hacer al enseñar sin reflejar las oportunidades de análisis de la vida ni las alternativas y esperanzas para sobrevivir porque ni ellos mismos tienen la capacidad de identificarlos. Pero, si la escuela es la encargada de desempeñar funciones de regulación social y de selección entre la sociedad y además es ahí donde se desarrolla por medio de la práctica docente, no nos queda mas que incluir dentro de esa práctica, acciones que reviertan su efecto seleccionador y regulador como por ejemplo: la investigación que apoye a la reflexión y a la acción de los docentes sobre las prácticas de inclusión o exclusión del currículum.

Proyectar una nueva propuesta que impulse la formación del profesorado por medio de la investigación podría reactivar la resistencia a la tecnificación por parte de los docentes y, a la vez, la adquisición de un compromiso pedagógico surgido en la realidad específica en que cada docente se desenvuelve. Añadir la investigación a la formación permanente proporciona grandes potencialidades con las que puedan rescatarse lo real y eficaz de la profesión docente.

Desde esta perspectiva, el docente determina el papel que quiere desempeñar en la práctica educativa en su trabajo y es a través de él mismo y del contexto como define su conducta profesional, la cual puede estar definida por la multiplicidad de factores contextuales y sólo estar ajustada a las condiciones preestablecidas por la institucionalidad, pero también puede estar definida desde un punto de vista crítico que permita provocar la capacidad de acción y pensamiento reflexivo con los que intervenir en los contextos e ir armándose de las competencias necesarias para desarrollar su trabajo.

Las peculiaridades profesionales que necesita la enseñanza van de la mano y funciona de acuerdo a la manera cómo se interpreta lo que debe ser la enseñanza y sus finalidades; ante esta idea nos encontramos con una amplia gama de posiciones y análisis entre la profesionalidad y las necesidades de la práctica docente, una de ellas: la formación en competencias docentes.

Otros sitos de información de la didáctica de la formación por competencias las encontramos en:

www.uned.ac.cr
www.eav.upb.edu.co
www.uv.es

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Bibliografía:

Huerta,J. (2007) “Elementos pedagógico – didácticos para la enseñanza por competencias”. En www.uned.ac.cr

Rios, R. (2007) “Lo pedagógico en el trabajo por competencias” Universidad pontificia Bolivariana. En www.eav.upb.edu.co

Rubio, L. (2007) “El perfeccionamiento docente basado en la investigación colaborativa”. En Revista Docencia Universitaria. Sección: Investigaciones. Publicaciones UIS: Bucaramanga, Vol. 7 Noviembre 2006. pp. 15 – 38.
Sobrado, F. Los seminarios de la SEP. El reto de la formación profesional. Acreditación de las cualificaciones profesionales. En www.uv.es

Unesco, Estándares de competencia en Tic’s para docentes. En http://www.eduteka.org



sábado, 9 de agosto de 2008

Mi aventura de ser docente

Ahora que es momento de recordar nuestra aventura de ser docentes me llegan a la mente recuerdos inolvidables de mis primitivos acercamientos a la docencia, pero no como responsable de un grupo sino como observadora de mis más cercanos familiares que desempañaron esta noble profesión.

El ser profesora y tener contacto con otros seres humanos me permite mantener la convivencia tanto dentro del aula como fuera de ella y observar el crecimiento intelectual de mis alumnos. He tenido oportunidad de trabajar desde el nivel básico como maestra de educación primaria hasta llegar a colocarme en el nivel superior pasando por cada uno de los escaños que ello requiere y me he encontrado con que en cada edad de los escolares se tienen que asumir una actitud diferente, siempre impulsando el crecimiento cultural, intelectual y social de quienes nos hemos visto vinculados y favorecidos en el binomio profesor- alumno.

Esto me ha permitido mantener un crecimiento profesional continuo pues al enfrentarme a la diversificación de alumnos, contenidos a tratar y niveles de aprendizaje es que se puede revitalizar la práctica docente. Considero que el reaprendizaje continuo de contenidos y del acercamiento a las necesidades de nuestros alumnos dan al docente la fortaleza para continuar investigando los resultados que se obtienen a lo largo de un ciclo escolar o de un curso. Creo que esta parte es la que nos acerca a lo que hoy queremos analizar, a la confrontación de lo que hacemos en el aula con nuestros alumnos y los efectos que de esa práctica obtenemos.

De las satisfacciones e insatisfacciones pienso que deben ir de la mano, las insatisfacciones no deben convertirse en derrotas, por el contrario, tienen que convertirse en retos para poder seguir percatándonos de lo que podemos agregar a nuestra práctica para mejorarla, así que el desarrollo de una clase nos puede resultar hoy la más adecuada pero tendríamos que pensar en “¿Y ahora cómo mejoro lo que hice hoy para volver a cautivar la atención y participación de mi grupo mañana?”. La mayor satisfacción que actualmente tengo es que trabajo con docentes de diferentes niveles con los que puedo compartir lo que he aprendido y con los que sigo aprendiendo de los actuales problemas a los que se enfrentan en la docencia. Por supuesto que este curso no es la excepción.

Saludos a tod@s.

Mi confrontación con la docencia

Ahora que es momento de compartir nuestra confrontación con la docencia me llegan a la mente recuerdos inolvidables de mis primitivos acercamientos a la docencia, pero no como responsable de un grupo sino como observadora de mis más cercanos familiares que desempañaron esta noble profesión, la primera mi madre que fue mi primer referente de lo que era trabajar con un grupo de alumnos. Fue entonces que una de las primeras aspiraciones que como adolescente tuve fue la de dedicarme a esta profesión por esa gran influencia familiar. Así que me incorporé a la Esc. Normal Urbana Federal “Jesús Romero Flores” de Morelia para recibir la formación inicial y ejercer la docencia egresando en la generación 1978 – 1982. Entonces empecé en este conflictuado pero agradable mundo docente, decisión que celebro después de 26 años dedicados a ella pues a lo largo de mi vida profesional he tenido grandes satisfacciones, tanto personales como profesionales; este inicio en el campo de la formación teórica también me permitió transitar por esta profesión con facilidad. Como docente novel, en los tres primeros años de ingreso a la actividad diaria y a la responsabilidad de llevar al final de un ciclo escolar a un grupo de alumnos recuerdo haber tenido errores que, al analizar las causas del fallo, se tuvieron que ir reforzando en ese ir y venir de la equivocación a la acertividad de lo que se hace en con un grupo de alumnos. Esta necesidad de buscar estabilidad en la práctica consolidó poco a poco, mi situación laboral con la responsabilidad y la convicción de comprometerme a ayudar a otros en su formación

Después de haber leído “La aventura de ser maestro” de José Manuel Esteve creo que lo que he vivo en el desarrollo de mi actividad como docente no siempre se realizan como lo dice el autor “por ensayo y por error” pues depende de la capacidad de compromiso que el docente tiene para con su actividad profesional,

Coincido con Esteve en las dificultades que menciona ( la búsqueda por la identidad profesional, saber comunicar a sus alumnos con claridad y fluidez lo que deben aprender, controlar la disciplina del grupo o adaptar los contenidos al nivel de los alumnos con los que se va a trabajar), aunque mi historia personal me permitió adentrarme en esos aprietos pero con sólidas bases, tanto teóricas como prácticas, para tomar decisiones pues tuve la gran oportunidad de haber recibido tutoría personalizada con el contacto directo que tuve en las clases de mi madre en donde pude observar como aprendían los alumnos y cómo se enseñaba y en esas conversaciones entre maestras que no reflejaban otra cosa más que el trabajo colegiado que hacía con sus compañeras.

De esas cuatro dificultades de las que habla considero que ni la identidad profesional, ni el ser una buena interlocutora, ni la disciplina, ni el adaptar los contenidos al nivel de de enseñanza sean obstáculos que pongan en apuros mi práctica diaria, el problema es el de cómo terminar con esa valoración que, como dice Esteve, se hace para que el total de maestros de un centro escolar puedan trabajar en colectivo para enfrentar con menores dificultades y riesgos los problemas sociales que repercuten en nuestras aulas, eliminando ese individualismo y la desvalorización que hacemos entre nosotros, contra nosotros mismos y de nuestros mismos compañeros.

Tal vez porque hace falta que el mismo maestro reconozca eso que Esteve llama “maestros de humanidad” pues esta reflexión intrínseca nos podría poner en el plano de aquellos que, sin importar lo difícil que pudiera ser el trato con otros seres humanos, estuviéramos conscientes de que somos responsables de nuestros alumnos durante esos años de formación que compartimos enseñado y aprendiendo y que, si no pueden enfrentar los retos que la vida les pone enfrente, es porque alguno de los que los formamos no tuvimos la capacidad de darles las herramientas necesarias para que afrontar dicha problemática.

El ser profesora y tener contacto con otros seres humanos me permite mantener la convivencia tanto dentro del aula como fuera de ella y observar el crecimiento intelectual de mis alumnos. He tenido oportunidad de trabajar desde el nivel básico como maestra de educación primaria hasta llegar a colocarme en el nivel superior, pasando por cada uno de los escaños que ello requiere y me he encontrado con que en cada edad de los escolares se tienen que asumir una actitud diferente, siempre impulsando el crecimiento cultural, intelectual y social de quienes nos hemos visto vinculados y favorecidos en el binomio profesor- alumno.

Una de las lecturas que en otro momento ya había hecho es la de Paulo Freire y sus “cartas a quien pretende enseñar”, lectura obligada para todos aquellos que estamos inmiscuidos en la labor de enseñar pues en ella ilumina el camino que ha de seguir un docente para enseñar y a la vez aprender lo que se enseña para reflexionar sobre lo enseñado y lo aprendido en un determinado contexto bajo la relectura del mundo abstracto a la sensibilidad y entendimiento del mundo real, analizando para ello cómo debe vincularse la teoría y la práctica en la formación de aquel que se capacita para ser docente logrando con ello un educador seguro, con menos posibilidad de cometer errores gracias a la solidez teórica y a la práctica vivida, sin olvidar por supuesto que el acto de leer y escribir debe consolidarse permanentemente en todos los que educan y son educados mediante la relectura de la realidad a través de los textos críticos.

La actualización permanente me ha permitido mantener un crecimiento profesional continuo pues al enfrentarme a la diversificación de alumnos, contenidos a tratar y niveles de aprendizaje es que se puede revitalizar la práctica docente. Considero que el reaprendizaje continuo de contenidos y del acercamiento a las necesidades de nuestros alumnos dan al docente la fortaleza para continuar investigando los resultados que se obtienen a lo largo de un ciclo escolar o de un curso. Creo que esta parte es la que nos acerca a lo que hoy queremos analizar, a la confrontación de lo que hacemos en el aula con nuestros alumnos y los efectos que de esa práctica obtenemos.


Personalmente me inclino más por la posición que Freire define cuando dice que:

“ El aprendizaje del educador , al enseñar, no se da necesariamente a través de la rectificación de los errores que comete el aprendiz. El aprendizaje del educador al educar se verifica en la medida en que el educador humilde y abierto se encuentre permanentemente disponible para repensar lo pensado, revisar sus posiciones; en que busca involucrarse con la curiosidad del alumno y los diferentes caminos y senderos que ella lo hace recorrer” ( Freire, P. 28)

Por ello pienso que las satisfacciones e insatisfacciones deben ir de la mano, las insatisfacciones no deben convertirse en derrotas, por el contrario, tienen que convertirse en retos para poder seguir percatándonos de lo que podemos agregar a nuestra práctica para mejorarla, así que el desarrollo de una clase nos puede resultar hoy la más adecuada pero tendríamos que pensar en “¿Y ahora cómo mejoro lo que hice hoy para volver a cautivar la atención y participación de mi grupo mañana?”. Santos Guerra confirma en su estudio que las teorías pedagógicas han ido modificando la forma de enseñar y de aprender. Nuestra vida como estudiante estuvo fuertemente vinculada a la perspectiva técnica y nuestros profesores intentaron formarnos para que, a su vez, nosotros desarrolláramos la práctica docente como reproductores de lo que otros diseñaban y definían como lo adecuado para enseñar a los estudiantes. La perspectiva práctica es utilizada por pocos docentes que, aún sin conocer teóricamente lo que hacen reflexionan, investigan, diagnostican y actúan de acuerdo a las necesidades de sus alumnos, siendo considerados entre sus compañeros como docentes que se desvinculan del desarrollo del programa por no seguirlo paso a paso.

La mayor satisfacción que actualmente tengo es que trabajo con docentes de diferentes niveles con los que puedo compartir lo que he aprendido y con los que sigo aprendiendo de los actuales problemas a los que se enfrentan en la docencia haciendo una revisión de las perspectivas técnica, práctica y critica. En esta última es en la que más profundizamos pues nos dota de elementos profundos para el análisis de nuestra práctica diaria pues, aunque hallamos estado formados en la influencia de la perspectiva técnica es nuestra obligación seguirnos preparando para entender los cambios que el sistema educativo proporciona, pues de la constante actualización del magisterio depende los buenos o mejores avances que en materia educativa se tenga en un país.

Saludos a tod@s.

Mi aprendizaje significativo de la especialización

Compañeros del grupo, ¿cómo están?, después de un corto periodo vacacional volvemos a escribirnos, afortunadamente para todos. Felicitémonos por estar en este nuevo espacio de encuentro pues hemos rebasado todas las vicisitudes que el cruce de nuestro tiempo laboral y familiar han tenido con el de ser estudiantes. El aprendizaje que adquirí en el módulo anterior fue muy variado, Revisar nuestra identidad realizando el análisis de mi práctica y confrontarla con teóricos como Esteve y con ustedes al recibir sus comentarios me permitió ver desde otra perspectiva el trabajo diario.

Conocer mediante un recorrido de reconocimiento a la RIEMS, el modelo por competencias que lo sustenta, realizando un análisis introspectivo de el trabajo por competencias y su aplicación, los perfiles de competencias tanto del docente como el de egreso de los alumnos fue fuente importante de nuevos conocimientos pues no me desempeño en este nivel educativo. Punto importante fue el de realizar el ensayo de la semana 6 pues en él incluimos las megatendencias y los modelos educativos actuales. La revisión que hicimos de los modelos educativos permitió ubicar, en gran medida, la manera en que desarrollamos nuestro trabajo en la práctica. Aunado a estos trabajos la creación del andamio cognitivo en donde se incluían datos y aportaciones a la educación de los diferentes autores empezando por Sócrates y terminando con Howard Gardner y Francisco Varela fue un trabajo muy arduo pero también muy productivo.

Las dimensiones de la práctica docente mediante la revisión de lo que son nuestros alumnos y lo que creemos que somos nosotros nos hizo reflexionar y dimensionar lo que deberíamos hacer en nuestro trabajo diario. ¿Qué tal el trabajo de campo que hicimos para conocer a nuestros alumnos recuperando lo que pensaban respecto a las formas de comunicación, las formas de relación y el autoconcepto?, supongo que fue un trabajo tan práctico que nos dio la oportunidad de entender la comparación entre lo que en la práctica encontramos y lo que dicen teóricos como Octavio Ortega y Julio González de la universidad de Oviedo respecto a los “Rasgos y características del adolescente”.

Mención especial me merecen las últimas semanas en la que aprendí a trabajar con herramientas que nos invitaron a aprender en la ‘sociedad del conocimiento’. Conocía las webquest pero jamás me imaginé que iba a crear alguna. El trabajo académico apoyado por actividades por Internet sigue su cauce pero crear una página de ese estilo fue todo un suceso, afortunadamente el trabajo en equipo facilitó los tiempos de elaboración pues, en equipo, elegimos una planeación un poco amplia pero que al final nos gustó la manera como se organizó.

Espero de este siguiente módulo llamado: “Planeación, mediación pedagógica y estrategias didácticas para la EMS”, seguir encontrando actividades tan novedosas. Creo que no me equivoqué, ahora vamos con la creación de una bitácora (blog) y me vuelvo a sorprender de la utilidad que tendrá esta herramienta. Bien, pues creo que me siento al igual que mis alumnos cuando van a empezar un nuevo curso, sus expectativas son muy altas y tienden a tener muchas dudas y algo de preocupación por realizar con éxito las actividades futuras con tantos temas nuevos y desconocidos. Así me siento yo en este momento.

Después de realizar mi autodiagnóstico considero que mis fortalezas están en un excelente nivel en mi ética profesional, en el manejo que tengo del grupo, en el dominio de la materia que imparto y en la evaluación. Sin embargo, mi debilidad es la planeación. No porque no sepa cuáles son las condiciones que debe generar el conocimiento. Las razones son institucionales, hay programas que deben cubrirse como se indica, pero eso es en la planeación porque en la acción se desarrolla la práctica con lo que el alumno necesita. Supongo que esto nos pasa a todos dada la inestabilidad y la necesaria modificación de la planeación previa frente a las necesidades de nuestros alumnos. Pero para este último dilema no hay otra solución mejor que la constante actualización.
Suerte para todos en este reinicio de clase